Sofía Sainz
Cada día al despertarnos lo primero que hacemos es coger nuestro teléfono y observamos una exagerada cantidad de notificaciones. Desconectarse del mundo de las redes resulta un reto cada vez más complicado para el ser humano. El motivo se encuentra en parte en la química: el cerebro libera dopamina, la llamada hormona del placer y de la recompensa. Cada vez que recibimos gratificaciones (likes, comentarios en una publicación, respuestas a las historias de Instagram,…) generamos una sensación de placer. Cuando obtenemos estímulos positivos, por muy simples que puedan parecer, el cuerpo libera esta hormona, transmitiendo un efecto de bienestar.
El problema surge cuando la dopamina empieza a jugar un papel clave en el desarrollo de una adicción. Está científicamente demostrado que las redes sociales, al igual que cualquier droga, pueden llegar a generar una gran dependencia. Según Oxford lenguages la adicción es ese “hábito de conductas peligrosas y del que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica”. Entonces, ¿Cuáles son las consecuencias de la desaparición de una de las adicciones de nuestro tiempo?
Varios expertos en el tema reflejan su opinión en un artículo de la revista Semana y sus respuestas invitan a los lectores a una interesante reflexión relacionada con el abandono de las redes sociales:
La Gran Encuesta TIC (2017) muestra que los internautas usan redes sociales mayoritariamente para comunicarse con su familia o amigos (96%). En ese sentido, «lo primero que afectaría es la manera en cómo nos interrelacionamos con las personas más cercanas a nosotros. Ahí la pregunta sería cómo volveríamos a establecer formas como hablar por teléfono, o escribir», comenta Cristina Vélez.
¿Seríamos capaces de adaptarnos a un mundo sin Instagram, Twitter o Facebook?, ¿Volveríamos a los antiguos medios de comunicación o buscaríamos de nuevo herramientas digitales para sentirnos conectados?
En definitiva, lo que resulta innegable es que nuestras vidas han mejorado en muchos ámbitos gracias al avance de la tecnología a lo largo de la historia. Indudablemente, en esta era digital, audiovisual y de imparable desarrollo, todo resulta ser más rápido y sencillo. Es por ello, que las herramientas como las redes sociales continúan constituyendo una increíble fuente de difusión especialmente en el ámbito de la cultura. Por ser dinámicas, eficaces y posibilitar una interacción absolutamente adaptada a lo que exigen los usuarios de hoy en día.
Quizás en muchos casos se hayan convertido en una necesidad más que en un complemento. Es ahí donde se genera el gran debate, pues no podemos ignorar que la era tecnológica en la que nos encontramos lleva de forma casi obligada a la existencia de una convivencia entre la gran mayoría de los sectores y las aplicaciones más utilizadas a nivel mundial para lograr un acercamiento directo con todo tipo de usuarios. Todos crecemos, estamos hechos para crecer. Evolucionas o desapareces.
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